Tesis que efectua un analisis ampliamente documentado del rol de las mujeres en las Fuerzas Armadas y especialmente sobre la necesidad y conveniencia de incluirlas en unidades de combate.

domingo, 18 de noviembre de 2007

III.- SITUACIÓN ACTUAL 3.1 | ARMADA DE CHILE

3.- ARMADA DE CHILE

La presencia femenina en la Armada ha sido una constante desde 1937, cuando se incorporaron las primeras enfermeras, al escalafón de los Servicios, entonces denominado “de Filiación Azul”. Actualmente las mujeres alcanzan al 13% de la fuerza humana, cifra nada despreciable, considerando que de los países miembros de la OTAN, el que mayor porcentaje de mujeres exhibe en sus fuerzas navales, son los EE.UU. con un 16%.

Probablemente la participación de la mujer en la Armada ha pasado desapercibida, por el hecho de que hasta hace muy poco no vistió uniforme en la vía pública, ni desfilaron en las paradas militares. Hasta la década de 1970, las mujeres que se desempeñaban en las oficinas vestían un delantal que usaban sobre sus ropas de civil, de color azul con cuello blanco y adornado con dos anclas cruzadas al costado izquierdo. Después, sencillamente se dejó de usar el delantal, surgiendo la costumbre de que los diferentes organismos que contaban con mujeres en sus dotaciones las proveyeran con “uniformes”. Esta costumbre terminó con la imposición de una tenida uniforme, de falda o pantalón azul, con jumper de igual color. La misma es usada por empleados civiles, como por la gente de mar.

El personal femenino de sanidad, en cambio, ha usado tradicionalmente como uniforme una bata blanca con toca. Este considera el uso de distintivos para los grados jerárquicos, coronados por una cruz, todo en rojo. Por ser ésta una tenida de trabajo, no se usa en la calle.

A contar del año 2003 se reglamentó oficialmente el uso de uniforme para el personal de gente de mar femenino del área de Sanidad, así como para las oficiales de los servicios, que a contar del 1 de diciembre de ese año, se incorporaron a los escalafones de Justicia y de Sanidad. A diferencia de la mayor parte de los anteriores uniformes, el nuevo contempla el uso de distintivos de grado y especialidad similares a los de los varones.

Estos cambios no han modificado las condiciones generales para el desempeño de la mujer en la fuerza naval, pues no se prevé que ellas se embarquen (los escalafones a los que acceden no necesariamente contemplan esta alternativa). En el caso de las oficiales de los servicios puede darse la circunstancia de contar en un futuro previsible, con alguna Almirante.

Otro aspecto en el que las cosas han experimentado variaciones, es en relación al plantel educacional al que se incorporan. Anteriormente, las que ingresaban a los escalafones de Gente de Mar de los Servicios realizaban sus primeros estudios en las Escuelas de Sanidad Naval y de Abastecimientos y Servicios. Ahora, se incorporan como alumnas de la Escuela de Grumetes, ya que las dos antes mencionadas dejaron de ser escuelas matrices.

La Armada no desarrolla cursos segregados excepto en la Escuela de Grumetes, pues no cuenta con escalafones exclusivamente femeninos. Las etapas educacionales a que las mujeres deben someterse durante la carrera son comunes, dependiendo del escalafón y grado, pues tales instancias son, requisitos de ascenso.

Aun cuando a los Empleados Civiles no les son exigidos estudios formales a lo largo de su carrera, las necesidades institucionales y la preocupación por contribuir al perfeccionamiento del personal, abren las oportunidades para que tanto varones como damas, puedan acceder a cursos de post título o post grado con apoyo o financiamiento de la Armada.

Como Oficiales de los Servicios, las mujeres pueden ingresar a los escalafones de Sanidad Naval, de Sanidad Dental y de Justicia. Su carrera se rige por las mismas normas que regulan la vida profesional de sus colegas varones.

Para las empleadas civiles, no hay restricción alguna respecto de los escalafones ni de las especialidades. Ingeniería, Arquitectura, Derecho, Hidrografía, Informática, son algunas de las que pueden optar.

Para las mujeres de gente de mar de los servicios, las especialidades disponibles son: escribiente, sanidad naval, sanidad dental, abastecimiento y telefonista.

Las postulaciones femeninas a la Escuela de Grumetes son menores que las masculinas, considerando como base, la relación postulante/cupo disponible (6,16 vs. 10,52) y la cantidad total (277 vs. 6.104). La explicación puede estar en el hecho de que las opciones ofrecidas a las damas son restringidas al área de la salud y a la administración, al tanto que para los varones, el espectro abarca un campo más amplio.

Históricamente, la cantidad de postulantes varones, ha sido más que suficiente para asegurar una selección adecuada. En el rango de personal de gente de mar la Armada de Chile no sufre el problema de los bajos niveles de reclutamiento presentado en los países europeos. Probablemente el hecho de que las jóvenes de Sanidad Naval y Sanidad Dental vistan ahora uniforme en la vía pública y de que participen en los desfiles militares, contribuya en el futuro a que se incremente el interés por estas carreras entre las egresadas de la Educación Media.

En términos de deserción escolar, las mujeres en la Escuela de Grumetes presentan los mismos niveles de los varones (12% para ambos casos).

Por el hecho de que no existan escalafones exclusivamente femeninos, la mujer no tiene más limitaciones, en cuanto al grado que puede alcanzar que las que eventualmente puedan afectar al personal masculino de su misma condición. No se cuenta con información respecto de la proporción de personal femenino de gente de mar que alcanza los grados jerárquicos más altos, en relación con el que ingresa. Por el hecho de que las oficiales de los servicios sólo ingresaron durante el año 2003, tampoco es posible determinar su nivel de retención laboral a lo largo de la carrera.

El elevado porcentaje de mujeres en la dotación institucional que supera la media de varios países, en los que la campaña por la incorporación de la mujer a las instituciones de la defensa ha sido ampliamente publicitada, se ha conseguido sin más medidas que las adoptadas por las propias autoridades navales, siguiendo lo que se podría llamar un proceso de evolución natural. Si se comparan los niveles de participación femenina en la Armada con los de las instituciones castrenses de los países considerados en el estudio, se puede concluir que se ha alcanzado una cifra cercana a la media, que ronda el 15%.

Para el año 2008 se ha previsto la eventual incorporación de oficiales mujeres en las áreas de Abastecimiento y del Litoral.

Las TABLAS 14, A, B, C, D, E, F y G, grafican en números la presencia femenina en la Armada. (Fuente: Dirección General del Personal de la Armada).

Sin dudas, que el reciente acceso femenino a los escalafones de Oficiales de los Servicios introducirá a futuro algunas modificaciones a los porcentajes de mujeres en ese segmento, pero ello no representará un cambio relevante en el panorama general. El primer llamado a postular al ingreso a los escalafones de Oficiales de los Servicios que incluyó damas candidatas, tuvo una base de selección de 101 varones y 74 damas. El resultado fue el acuartelamiento de 6 de éstas. Como en otros países, el interés femenino por la vida militar es menor que el masculino. Siendo probable que las cifras en futuros procesos de admisión se vean incrementadas, cuando las razonables inquietudes que pueden presentarse entre las eventuales interesadas, vayan siendo aclaradas por la experiencia de las pioneras.

La situación entre los Empleados Civiles es también significativa, en el sentido de que más de la mitad de los escalafones integrados por profesionales universitarios, con la sola excepción de los afectos a la Ley Nº 15.076 (médicos), está conformado por mujeres. Es en estas áreas de desempeño profesional, menos “militares”, donde se consigue una mayor presencia de la mujer y donde ella puede competir de igual a igual con el varón, situación que es común a todos los casos ya descritos.

Es evidente que la Armada no ha abierto las puertas al embarco de mujeres en las unidades a flote. Ello responde a diversos criterios, entre los cuales destaca la prudencia, que aconseja no innovar en aquello que ha funcionado bien por muchos años. Aún cuando el hombre de mar es un profesional que en el terreno tecnológico se muestra dispuesto a recibir los cambios y a hacerlos suyos al más breve plazo, no es menos cierto que por definición, es un hombre de tradición, de costumbre, poco dado a cambiar sus usos si no hay causa más que probada para ello. Buena prueba de esto último, es el tradicional uniforme naval, que nació en la época de la navegación a vela y se ha mantenido sin cambios significativos por más de un siglo.

El buque de guerra es un fiel reflejo de la personalidad naval. Profesionalmente, marcada por la tecnología, pero fundada bajo el peso de la tradición y las costumbres marineras. El buque es, casa, cuartel y trinchera, pero también es un alarde de ingenio tecnológico, en el que cada equipo, cada mínimo componente ocupa un lugar definido cuidadosamente, pues el espacio a bordo es escaso y el peso influye en la estabilidad de la plataforma. Los costos de las transformaciones de las unidades para recibir mujeres, que son significativos, como se ha visto en la US Navy, pudiendo ser abordables por esa fuerza, lo son bastante menos en nuestra Armada, en razón de sus más bajos presupuestos.

En lo que respecta a los problemas de integración de la mujer a las fuerzas, que con mayor o menor intensidad se han dado en todos los casos, ellos parecen no ser de mayor gravedad. Probablemente, por el cuidado que la Armada ha dado siempre a la formación valórica de su personal civil y militar y por los estrictos procesos de selección a los que son sometidos. Otro aspecto que puede incidir en esto, es que la mujer en la Armada de Chile no ha ocupado lugares en que la presencia femenina haya sido motivo de polémicas y controversias.

En resumen, el tema de embarcar mujeres desde la perspectiva de la administración del recurso más valioso da la institución, el humano, plantea un desafío importante, sin que haya certezas de que los resultados que se puedan esperar sean realmente beneficiosos para la Marina y por ende para el país.

TABLA 14 A.-
Participación femenina en la Armada de Chile. Año 2003.

Sexo

Cantidad

Porcentaje

Varones

22.292

87,11%

Mujeres

3.300

12,89%

Total

25.592

100%

(Fuente: Dirección General del Personal de la Armada).

TABLA 14 B.-
Participación femenina en los escalafones de Oficiales de los Servicios. Año 2003.

scalafón

Total

Varones


Mujeres




Cantidad

Porcentaje

Cantidad

Porcentaje

Justicia

36

33

91,67%

3

8,33%

Sanidad Naval

65

63

96,92%

2

0,77%

Sanidad Dental

37

36

97,30%

1

2,70%

Prácticos

12

12

100%

0

0%

Servicio Religioso

10

10

100%

0

0%

Bandas

1

1

100%

0

0%

Total

161

155

96,27%

6

3,73%

(Fuente: Dirección General del Personal de la Armada).

TABLA 14 C.-

Participación femenina en los escalafones de Empleados Civiles de Planta. Año 2003.

scalafón

Total

Varones

Mujeres

Cantidad

Porcentaje

Cantidad

Porcentaje

Administrativos

104

36

34,62%

68

65,38%

Técnicos

97

48

49,48%

49

50,52%

Profesionales

363

136

37,47%

227

62,53%

Ley Nº15.076

209

151

72,25%

58

27,75%

Total

773

371

47,99%

402

52,01%

(Fuente: Dirección General del Personal de la Armada).

TABLA 14 D.-
Participación femenina en los escalafones de Gente de Mar de los Servicios. Año 2003.


Sexo

Cantidad

Porcentaje

Varones

3.175

72,43%

Mujeres

1.149

26,57%

Total

4.324

100%

(Fuente: Dirección General del Personal de la Armada).


TABLA 14 E.-

Distribución del personal femenino en los escalafones de Gente de Mar de los Servicios. Año 2003.

scalafón

Total

Varones

Mujeres



Cantidad

Porcentaje

Cantidad

Porcentaje

Básico

675

425

62,96%

250

37,04%

Medio

435

400

91,95%

35

8,05%

Superior

203

203

100,00%

0

0,00%

Fuera de escalafón

19

9

47%

10

53%

Escalafones en extinción

2.831

1.983

70%

848

30%

Total

4.163

3.020

72,54%

1.143

27,46%








(Fuente: Dirección General del Personal de la Armada).

TABLA 14 F.-
Presencia femenina dentro del personal no perteneciente a la Planta. Año 2003.

scalafón

Total

Varones


Mujeres




Cantidad

Porcentaje

Cantidad

Porcentaje

Fondos Propios

2.527

1.262

49,94%

1.265

50,06%

Jornales

68

62

91,18%

6

8,82%

Obreros a Trato

332

139

41,87%

193

58,13%

A Contrata

247

155

62,75%

92

37,25%

Profesores Civiles

271

222

81,92%

49

18,08%

Total

3.445

1.840

53,41%

1.605

46,59%

(Fuente: Dirección General del Personal de la Armada).

TABLA 14 G.-
Comparación entre postulantes masculinos y femeninos a la Escuela de Grumetes.

Año 2003.

Cursos

Postulantes

Cupos

Relación P/C

Grumetes Navales

4.065

380

10,70

Grumetes IM

905

100

9,05

Mantenimiento

804

44

18,27

Chóferes

180

15

12,00

Mayordomos

26

25

1,04

Cocineros

124

16

7,75

Sanidad Naval (femenino)

210

35

6,00

Sanidad Dental (femenino)

67

10

6,70

Total varones

6.104

580

10,52

Total damas

277

45

6,16



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