Tesis que efectua un analisis ampliamente documentado del rol de las mujeres en las Fuerzas Armadas y especialmente sobre la necesidad y conveniencia de incluirlas en unidades de combate.

martes, 27 de noviembre de 2007

I.- INTRODUCCIÓN

La dinámica acelerada de los cambios mundiales y regionales y el nuevo modo de hacer política, entendiéndose como el manejo de los asuntos públicos, que varió drásticamente con respecto a lo que rigió desde finales de la Segunda Guerra Mundial, colocan a nuestras autoridades frente a un desafío enorme.

Esto, directamente relacionado con nuestro tema de interés: la Defensa.

La experiencia de los años ochenta y noventa parecen no ser ya aplicables para indicar el camino a seguir. Nuestro país consolidó un sistema democrático de gobierno, el mundo dejo de ser multipolar, la globalización parece absorbernos, los enemigos ya no parecen serlo y los amigos tampoco. Los desafíos aparecen y desaparecen con igual velocidad.

Dentro de este contexto, Chile se ha caracterizado por una política económica exitosa de Libre Mercado, abierta al mundo y con especial énfasis en integrarse económicamente a través de acuerdos de libre comercio. Esta situación, inevitablemente tiene efectos sobre los aspectos estratégicos y militares inherentes al posicionamiento del país en el sistema regional y especialmente en el cono sur; en términos de alterar sus tradicionales percepciones de amenazas externas, especialmente en cuanto a la forma como a la oportunidad en que éstas se materialicen.

En los inicios del siglo XXI el escenario estratégico viene marcado por la aparición de nuevos riesgos y amenazas para la paz, la estabilidad y la seguridad nacional e internacional, los que se suman a los considerados tradicionales y que, hasta ahora, son combatidos por la fuerza militar. Este escenario está en continua evolución y emergen como riesgos principales los diferendos por motivos económicos (Agua, Gas, Capitales, Fondos Marinos, etc.), operaciones combinadas de guerra exterior y el terrorismo, tanto nacional como internacional, ya sea actuando con independencia o con la posible combinación de amenazas.

De acuerdo a la Constitución Política del Estado, las instituciones llamadas a enfrentar estos nuevos desafíos son nuestras Fuerzas Armadas, a las que define claramente en su Capítulo XI, Artículo 101.

“Las Fuerzas Armadas dependientes del Ministerio encargado de la Defensa Nacional están constituidas única y exclusivamente por el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. Existen para la defensa de la Patria y son esenciales para la seguridad nacional

Sin duda que para cumplir su misión requieren de los mejores hombres y mujeres de la nación, el entrenamiento constante y exigente, además del equipamiento adecuado.

En los últimos tiempos hemos estado escuchando desde diversos sectores políticos, la importancia de incluir a nuestras mujeres en las fuerzas de combate. Las Fuerzas Armadas aparecen más abiertas que nunca a ellas. La parada militar es una buena muestra de ello. No sólo son las más mostradas, sino que pareciera que existe una suerte de competencia entre las instituciones armadas por cuál les da mayor protagonismo.

La discusión del tema se ha centrado en dos sectores relevantes. Por un lado, el gobierno y los partidos llamados “progresistas” de la Concertación, algunas Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y grupos feministas menores. Al frente, han estado las Fuerzas Armadas. Algunas de las instituciones están muy abiertas al tema y otras permanecen más prudentes, con muchísimas dudas acerca del aporte real de la mujer en las fuerzas de combate.

Pero… ¿qué hay de fondo en todo esto?

¿Es, acaso, necesario exponer a nuestras mujeres en las fuerzas de combate para lograr la misión específica que nuestra Constitución les asigna a las Fuerzas Armadas?

¿Es su presencia, en nuestras fuerzas de combate, un aporte para darles mayor capacidad a nuestras instituciones armadas y con esto disuadir en mejor forma a nuestros posibles adversarios o simplemente se trata de un imperativo político?

Contestar estas preguntas es el objetivo de esta investigación.

Un estudio en estas materias, choca contra una barrera difícil de superar. La información sobre los problemas de personal al interior de los cuerpos armados, no siempre está disponible para ser analizada.

En las naciones europeas occidentales en las que el debate es abierto en todas las materias, incluso en el campo de la defensa, los problemas derivados de la incorporación femenina a las FF.AA. se han discutido en el parlamento y en la prensa, de modo que existe una abundancia relativa de información. En los EE.UU. hay disponibilidad de información por la tendencia de los norteamericanos a discutir sin mayores restricciones los problemas, aún los más delicados.

No obstante, en todos estos casos, la información divulgada nunca es tan completa y fidedigna como se quisiera. Intereses políticos (nacionales o de grupos), cuestiones de seguridad, defensa de la privacidad de las personas involucradas, la confidencialidad necesaria para no afectar procesos judiciales en desarrollo, y otros argumentos, son algunas de las razones esgrimidas para mantener ciertos temas bajo reserva.

En nuestra América hispana, marcada por las desconfianzas y las disputas territoriales entre países vecinos, los asuntos de la defensa no se resuelven en el debate público. La información que se puede obtener es la que se difunde para los efectos del reclutamiento y los contenidos de las leyes que se han dictado. Los eventuales problemas, los pro y los contra, se mantienen en reserva y los esfuerzos de algunos pequeños grupos por despertar el interés del público o de las esferas políticas para llevar el tema al debate abierto, logran escasos resultados. Informaciones que en otras regiones son difundidas sin restricción, en nuestro subcontinente son mantenidas en la más absoluta reserva, aún cuando su conocimiento público no represente riesgo alguno a la seguridad nacional o institucional.

Una característica del debate que se ha suscitado sobre este tema, es que la mayor parte de la literatura publicada, se ha centrado en el problema de la incorporación de la mujer al sistema y de las adaptaciones que se deben realizar en los cuerpos armados para hacerla efectiva. Nada o casi nada se dice acerca de los beneficios que esta incorporación tiene o puede tener para la mejor gestión militar de los estados, tampoco se toca el punto relativo al aporte que las especiales características de la personalidad femenina pueden hacer al conjunto.

Mucho menos se ha tratado el tema de la familia del militar y el impacto que en ella puede tener la presencia de mujeres en un mundo marcadamente masculino. Tampoco ha existido la disposición para analizar las experiencias reales de otros países, en torno a las incontables dificultades que han debido enfrentar las mujeres que se han unido a las FF.AA. en funciones de combate.

El presente trabajo, aunque la mencionará frecuentemente, no se refiere a la presencia femenina en funciones de apoyo de tipo administrativo o logístico. Sea en tareas como escribiente, secretaria, médico, enfermera, abogada, telefonista u otras actividades en las que se pueden desempeñar indistintamente, hombres y mujeres. Nuestro objetivo, está dirigido a analizar la presencia de la mujer en las unidades operativas, como un combatiente más, en un plano de mayor o menor igualdad con el varón.



[1] Se refiere a la participación de fuerzas militares en coalición con otros países por mandato de las Naciones Unidas o en apoyo a un país aliado.



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